Existen dos formas principales de aprovechamiento directo de la energía solar: mediante Instalaciones Solares Térmicas (IST) y mediante Instalaciones Solares Fotovoltaicas (ISF).
Instalaciones Solares Térmicas (IST):
Las IST utilizan la radiación solar para calentar agua o algún otro tipo de fluido al que obligamos a atravesar el captador solar térmico. La energía que recibe ese fluido se utiliza para necesidades térmicas del hogar como son el agua caliente sanitaria (ACS) o la calefacción.
También, a mayor escala, las centrales solares térmicas utilizan IST para aumentar de presión y temperatura un fluido caloportador que se dirige posteriormente a una turbina para la generación de energía eléctrica.
La Unión Europa ha establecido en las últimas décadas todo tipo de directivas de fomento de las energías renovables, entre ellas la energía solar. Los países miembros han trasladado dichas directivas a planes generales de fomento y apoyo a las energías renovables que en mayor o menor medida han ayudado a que las instalaciones solares resulten cada vez más familiares.
Es por ello que probablemente muchos de nosotros tengamos ya algún tipo de instalación solar en nuestras viviendas, aunque muchas de ellas, desgraciadamente, no funcionan correctamente.
Instalaciones Solares Fotovoltaicas (ISF)
Las ISF son instalaciones que producen electricidad a partir de la radiación solar y del efecto fotoeléctrico que se origina al impactar los fotones contenidos en la luz solar con el material semiconductor del que están compuestas las celulas fotovoltaicas del captador solar fotovoltaico. Como resultado de esto se genera un desprendimiento de electrones que, debidamente conducidos, producen corrientes eléctricas aprovechables para el consumo eléctrico del hogar.
¿A qué se debe el mal funcionamiento de la energía solar que tengo en casa?
Si se trata efectivamente de un mal funcionamiento, es decir, si la instalación funciona pero no lo hace correctamente o en la medida que cabe esperar de ella, es probable que sea una instalación mal diseñada o que necesite de un pequeño ajuste de control para funcionar óptimamente.
Por contra, si la instalación está parada y no produce energía se debe muy probablemente a que no se ha contratado un servicio de mantenimiento o éste ha sido negligente.